La Inundación (o el desorden de los fragmentos)
Ante la sublevación de un algo, yace un choque de ruptura como fuerza contrapuesta a esa energía que todo lo intenta arrasar. O desaparece ese choque y todo se vuelve un desorden de fragmentos dispersos en una inmensidad no conmensurable.
Gonzalo Cascon, nos invita a transitar La Inundación como instalación. Nos sumerge y saca a flote repetidas veces para adentrarnos en la acción interactiva, en la vulnerabilidad que denota transitar el mundo hoy, en la posibilidad de percibir y desmembrar lo inevitable.
La Inundación, como fuerza motriz que nos interroga sobre el control, sobre los imprevistos, sobre la posibilidad del caos en nuestros días.
Cascon susurra a los oídos sobre lo acorazado, dialoga en un canto reverberante con su instalación anterior La Ola y resignifica un fluir de agua y fragmentos para buscar alternativas colectivas al ahogo. Apuesta justamente a lo colectivo para una resolución de la catástrofe, acompañando silenciosamente esa reconstrucción de realidad relativa.
Nos interpela, en palabras de Boris Groys “en un espacio de develación (en el sentido heideggeriano) del poder heterotópico y soberano que se esconde detrás de la oscura trasparencia del orden democrático”.
Texto: Manu Maurino